Tras 100 dias de guerra, medico en Gaza se obliga a aceptar el horror en su lucha por salvar vidas
Rafah, Franja de Gaza — Durante algunas horas cada dia o noche, el medico Suhaib Alhamss intenta dormir en el delgado colchon de un quirofano. Entra y sale de la semiconsciencia, demasiado cansado para abrir los ojos y demasiado tenso para dejarse ir. A menudo, bombardeos estruendosos hacen temblar las ventanas del hospital que dirige en el sur de la Franja de Gaza.
Pero los peores sonidos, dijo Alhamss, provienen del interior del hospital Kuwaiti: los llantos de niños pequeños sin padres y con heridas enormes. Los gritos de panico de pacientes que al despertar se dan cuenta de que perdieron una extremidad.
La guerra entre Israel y Hamas, que comenzo hace 100 dias el domingo, lo ha expuesto a el, a su personal y a la poblacion de Gaza a una escala de violencia y horror que nunca antes habian visto. Ha dejado irreconocible su ciudad natal.
“Este es un desastre que nos supera a todos”, dijo Alhamss, de 35 años, por telefono entre cirugias.
Su hospital, donado y financiado por el gobierno de Kuwait, es uno de los dos en la ciudad de Rafah. Con solo cuatro camas de cuidados intensivos antes de la guerra, ahora recibe unos 1,500 pacientes heridos cada dia y al menos 50 personas muertas para cuando llegan —adultos y niños con extremidades destrozadas por la metralla, cadaveres hechos papilla, heridas con huesos expuestos y carne destrozada.
Mas de 23,400 palestinos en Gaza han muerto en la guerra, segun el Ministerio de Salud en la Gaza gobernada por Hamas. El recuento no distingue entre civiles y milicianos.
Israel, que monto su feroz campaña aerea y terrestre en respuesta al ataque de Hamas del 7 de octubre contra el sur de Israel, en el que murieron 1,200 personas y otras 250 fueron secuestradas, responsabiliza al grupo de las muertes de civiles al colocar a milicianos en edificios utilizados por no combatientes.
Para hacer espacio ante la avalancha diaria de heridos de guerra, Alhamss ha metido unas cuantas docenas de camas adicionales en la unidad de cuidados intensivos. Dejo sin nada la farmacia, que de todos modos estaba practicamente vacia ya que el asedio de Israel ha privado al hospital de terapias intravenosas y de la mayoria de los medicamentos. A pesar de ello, el suelo esta cubierto de pacientes.
“La situacion esta completamente fuera de control”, lamento.
Alhamss, urologo de formacion y padre de tres hijos, ha observado horrorizado como su ciudad y su hospital se han transformado en el transcurso de la guerra.
Con edificios bajos de hormigon y callejones llenos de basura y repletos de hombres desempleados, Rafah, la ciudad mas sureña de la Franja, ha sido durante mucho tiempo un lugar escualido que se extiende a lo largo de la frontera con Egipto. Conocida como la capital del contrabando durante el bloqueo israeli-egipcio, tiene el unico cruce fronterizo de Gaza que no conduce a Israel.
Ahora es el punto algido de una de las peores crisis humanitarias del mundo. Las torres de apartamentos han sido bombardeadas hasta ser convertidas en ruinas planas y humeantes. Las ordenes de evacuacion de Israel y la creciente ofensiva han aumentado la poblacion de Rafah de 280,000 a 1.4 millones, lo que deja a cientos de miles de palestinos desplazados hacinados en endebles tiendas de campaña que saturan las calles.
La mayoria de la gente pasa horas al dia en busca de comida, espera en filas que no avanzan fuera de los centros de distribucion de ayuda, y a veces, recorre millas a pie para regresar con frijoles y arroz enlatados.
Los rostros que ve en la ciudad tambien han cambiado a medida que Israel prosigue con su objetivo de destruir a Hamas. El miedo y la tension arrugan los rasgos de sus colegas, dice Alhamss. La sangre y el polvo ensucian los rostros de los heridos que llegan, mientras que la piel gris y cerosa y los ojos rodeados por anillos cada vez mas oscuros son las marcas de los moribundos.
“Se puede ver el agotamiento, el nerviosismo y el hambre en los rostros de todos”, agrego Alhamss. “Es un lugar extraño ahora. No es la ciudad que conozco”.
Los camiones de ayuda han atravesado el paso fronterizo de Rafah con Egipto. Pero no esta ni cerca de ser suficiente para satisfacer las crecientes necesidades del enclave asediado, advierten funcionarios humanitarios. A falta de equipo vital, el personal medico ha aplicado su ingenio para nuevos fines. Alhamss venda las heridas de los pacientes con sudarios.
“Cada dia hay personas que mueren frente a mi porque no tengo medicinas ni ungüentos para quemaduras ni suministros para ayudarlos”, subrayo.
Esta demasiado abrumado para pensar en todo lo que ha visto, pero algunas imagenes saltan inesperadamente: la mirada vacia de un menor que sobrevivio a un bombardeo que mato a toda su familia, un recien nacido rescatado del vientre de su madre muerta.
“Pienso: ‘¿Como seguiran? No les queda nadie en este mundo’”, dijo Alhamss. Sus pensamientos se dirigen a sus propios hijos —Jenna, de 12 años, Hala, de ocho, y Hudhayfa, de siete—, quienes se refugian en el apartamento de su abuela en Rafah. Los ve una vez a la semana, los jueves, cuando acuden al hospital a darle un abrazo.
“Estoy aterrorizado por ellos”, manifesto.
Alhamss conoce a colegas medicos y enfermeras que murieron en sus casas o camino al trabajo por artilleria, misiles, drones explosivos —muchos tipos de fuego entrante— y ha perdido a decenas de sus estudiantes de medicina en la Universidad Islamica de Gaza donde enseña, hombres y mujeres ambiciosos “a quienes les quedaba mucha vida por vivir”, dijo. Pero el duelo es un lujo que no puede permitirse. Cuando se le pregunta como se siente, responde sencillamente que “es la voluntad de Dios”.
“Todos moriremos al final, ¿por que tener miedo de ello?”, pregunto Alhamss. “No tenemos mas remedio que tratar de vivir con dignidad y ayudar a quienes podamos”.